Solo quiero caminar...pero te regalé mis pies en blanco y negro aquel extraño diciembre, como opuestos inconexos e irreconciliables. Recuerdo aquel diciembre, oscuro y húmedo, una tarde en el campo entre naranjos...que absurdos los dos con pesados abrigos negros entre verde y amarillo, pero el cielo se apiadó de nosotros y estalló conjugándose con tu profundo vacío y mi continua desesperación.
Te regalé mis pies y tu sabes porque, pero ahora solo quiero caminar.