domingo, 5 de abril de 2009

Mala combinación

Seguías riendote sin parar sentado en la ultima mesa de aquel local recondito, oscuro e inoportuno del Carmen.
los vasos vacios depositados encima de la pequeña mesa y el cenicero a rebosar evidenciaban el rato que llevabas alli
y la cantidad de alcohol que ya debia correr rapido por tus rojas venas. Hablabas de Mao y de viejo cine francés con
conviccion y empecinamiento igual que el que se cree poseedor de toda la verdad. Las palabras se te escapaban entre
el humo que exalabas y se entremezclaban entre si como si le estuvieses dando presencia fisica a aquello que decias.

Yo, por no tener ganas de discutir u opinar sobre aquellos temas de calo pseudo-intelectual y viendo que la conversación
empezaba a derivar en temas politicos considerados siempre inoportunos me callé y dejé que siguieras con tu discurso
acerca de la independencia y la nación. Me levanté y fui al baño al cruzarme con el entrometido espejo la imagen que
me escupió me espantó y mi mente tardó unos segundos en darse cuenta que la que me miraba era yo misma.
Las ojeras que siempre suelo calzar se estaban poniendo malva y el color de la piel amarillento me recordó a aquellas vomitonas de bilis cuando castigaba de mas el higado.
Me eché agua en la cara en un intento de borrarme los rasgos con la profunda conviccion de que el agua podia
conseguir ese efecto.Obviamente no mejoró nada. tengo que dormir mas, pensé. Pero el insomio era mas fuerte que mi
intencion, era consciente de ello. Lo peor es que sabia perfectamente a que se debia todo. A ti.

Tú y yo, ese era el problema.Esa mala combinacion quimica que decidimos juntar un dia. Y yo como siempre
y a sabiendas del fracaso que se acabaria por producir me tiré a ese abismo incierto que eras tu, tu y tus circustancias.
No queria estar contigo, ya no queria. No queria seguir con aquel tira y afloja y ese juego maquiavelico en lo que
se estaba conviertiendo lo nuestro. Tus desmanes y mis histerias. Y sin embargo algo me seguia arrastrando hasta ti
una atraccion inexplicable y fatidica que no me dejaba desembrazarme de ti para siempre. Como esas estupidas polillas
que siempre acuden a la luz de las lamparas que electrocutan.

Debí estar como un cuarto de hora metida en aquel cuchitril que se suponia un baño dandole vueltas a todo, mirando
a los baldosines azul plomo como si ellos tuvieran la solución a mis problemas. Al final salí y volví a la mesa,
nadie pareció darse cuenta de que me habia ido y ya habia vuelto. Ni siquiera tu. Me levanté y me fui, ahora ya no iba a volver
preferia irme sola a casa . Al pisar la calle una frase de aquella canción de Silvio Rodriguez
me golpeó fuerte y duro y que se me aparecio como un dogma "Ojalá pase algo que te borre de pronto".
Ahora si, este iba a ser el final.